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«Si como carecéis de sentido, le tuvierais ahora, en esta soledad donde estamos, pudiéramos lamentar juntas nuestras desgracias, y quizá el haber hallado compañía en ellas aliviara nuestro tormento»

Miguel de Cervantes, El amante liberal.

Para Enid Negrete,

mi hidalga Leonisa

 

 

PERSONAJES

MUJER

HOMBRE 1

HOMBRE 2

 

 

 

 

Los tres actores siempre estarán en escena.

Espacio prácticamente vacío. Sobriedad y minimalismo.

Sólo un perchero con todo el vestuario que necesitarán los tres actores para las diferentes escenas y los pocos objetos que precisen.

No hay interrupción entre las escenas. Se preparan a vista pero se hará notar con la iluminación o algún tipo de recurso escénico que se trata de escenas independientes, sin continuidad narrativa.

 

*Notas

/ Indica que la réplica siguiente interrumpe inmediatamente lo que se está diciendo.

(…) Indica una réplica o reacción no verbal. Quizá sólo un suspiro, una mirada, o un pequeño gesto.

 

1. EL MERCADO DE LAS YEGUAS

El HOMBRE 1 está en el suelo, arrodillado, con los ojos vendados.

Las manos esposadas a una cadena que cuelga del techo.

Solo lleva un jockstrap y calzado deportivo.

A lo lejos, al lado de un perchero donde hay colgadas todas las prendas que se utilizarán en el montaje, está el HOMBRE 2 en calzoncillos sentado en un taburete, que observa en silencio la escena.

La MUJER observa al HOMBRE 1. Se acerca lentamente a él. Se detiene.

MUJER: ¿Te la tragaste?

Pausa larga.

MUJER: ¿Te la tragaste?

Pausa larga.

HOMBRE 1: Esta voz…

MUJER: Soy yo.

HOMBRE 1: ¿Una rata?

MUJER: Una rata…

HOMBRE 1: ¿Eres una rata?

MUJER: ¿Cómo puedes preguntarme si soy una rata?

HOMBRE: Me lo pareces…

Pausa.

MUJER: ¿Qué tipo de lugar es éste?

HOMBRE 1: Donde paso todas las noches.

MUJER: ¿Todas?

HOMBRE 1: De martes a domingo.

MUJER: ¿Y el lunes…?

HOMBRE 1: Está cerrado.

MUJER: Ya es lunes. Hoy es lunes.

HOMBRE 1: ¿Sí? ¿Ya?

MUJER: Sí… Es lunes. No deberías estar aquí. (Pausa.) – ¿Qué tipo de lugar es éste?

Pausa.

HOMBRE 1: (Se ríe) –Eres la rata que me he cruzado antes.

MUJER: ¿Qué te has tomado?

HOMBRE 1: Nada…

MUJER: Tienes voz/

HOMBRE 1: Estoy agotado…

MUJER: Esa risa…

HOMBRE 1: ¿Qué risa?

MUJER: Tu risa…

HOMBRE 1: ¿Me he reído?

MUJER: Sí.

HOMBRE 1: A veces la risa se confunde con el llanto o el grito.

Pausa.

MUJER: ¿Por qué tendrías que llorar?

HOMBRE 1: (…)

MUJER: O gritar…

HOMBRE 1: (…)

MUJER: ¿Qué te has tomado?

Pausa.

HOMBRE 1: Cuando he llegado… ¿Sabes? Siempre soy el primero. El primero en llegar y el último en irme. Pero hoy me he quedado. Cuando he llegado aún no había nadie. Daba vueltas buscando a alguien. Era temprano. Aún no había nadie. Me he quedado un rato dormido en el piso de arriba… El timbre de los primeros clientes llegando me debe haber despertado. He abierto los ojos y… delante de mí había una rata. Enorme. Nunca había visto una rata tan grande. ¿Eres la misma? Tienes la voz de una rata grande. Muy grande. Enorme. Los dos nos mirábamos fijamente. Casi desnudo y esa rata enorme mirándome, sin tener claro si me saltaría encima o saldría corriendo. (Se vuelve a reír.) –No sé cuál de los dos debía estar más asustado…

MUJER: (…)

HOMBRE 1: Le he dicho que/

MUJER: ¿Le has hablado?

HOMBRE 1: Sí…

MUJER: ¿A la rata?

HOMBRE 1: Sí… ¿Qué haces aquí? Este no es tu sitio. Esto es el Mercado de las Yeguas.

MUJER: ¿El Mercado de las Yeguas?

HOMBRE 1: La fiesta se llama así.

MUJER: (Mirando a su alrededor.) – ¿Qué fiesta?

HOMBRE 1: Cuando llegas te hacen una marca: caballo o yegua. Cuando esto está lleno, nos separan en dos grupos: caballos y yeguas. Esto es la zona de las yeguas. Los caballos aguardan al otro lado. Y entonces empieza la fiesta. Dejan entrar a los caballos en esta zona para que elijan las yeguas que quieren montar.

MUJER: ¿Sólo tienen derecho a escoger los caballos?

HOMBRE 1: Normas del local.

MUJER: ¿Por qué estás esposado?

HOMBRE 1: También… normas del local.

MUJER: ¿Quién te ha llevado aquí?

HOMBRE 1: He venido yo.

MUJER: ¿Por tu propia voluntad?

HOMBRE 1: He pagado religiosamente mi entrada.

MUJER: Ya…

Pausa.

MUJER: ¿Te las has tragado?

HOMBRE 1: (…)

MUJER: ¡Escúpela!

HOMBRE 1: (…)

MUJER: Venga… ¡Escúpela!

Pausa.

HOMBRE 1: La rata me ha dicho/

MUJER: ¿Hablaba?

HOMBRE 1: Claro.

MUJER: ¿Qué te ha dicho?

HOMBRE 1: ¿Por qué quieres que te lo repita?

MUJER: (…)

HOMBRE 1: ¿Seguro que no eras tú?

MUJER: No… no era yo…

HOMBRE 1: Pero… ¿Eres una rata?

MUJER: ¿Cómo puedes confundirme con una rata?

HOMBRE 1: «Eres la rata más grande que he visto nunca. ¿Eres mi madre? ¿Qué hace una rata como tú en el Mercado de las Yeguas?». Eso es lo que me ha dicho.

La MUJER se acerca.

HOMBRE 1: ¿Qué haces? ¿Por qué te acercas? ¿Me morderás?

MUJER: No…

HOMBRE 1: Tienes la voz de una rata… También el aliento… No te acerques más…

MUJER: Sólo quiero sacarte…

HOMBRE 1: ¿No me harás daño?

MUJER: No… Claro que no.

HOMBRE 1: (…)

MUJER: Puedes estar tranquilo…

La MUJER se acerca.

Le quita la venda de los ojos.

Él la observa.

HOMBRE 1: Mamá…

MUJER: Hijo…

HOMBRE 1: Te confundí con una rata…

MUJER: No pasa nada…

HOMBRE 1: ¿No eres una rata?

MUJER: No…

HOMBRE 1: Tampoco yo…

MUJER: Tampoco.

Pausa larga.

MUJER: ¿Cómo estás?

HOMBRE 1: Cansado…

MUJER: ¿Qué has tomado?

HOMBRE 1: (…)

MUJER: ¿Por qué no me respondes?

HOMBRE 1: (…)

MUJER: Es lunes… tienes que ir a trabajar…

HOMBRE 1: (…)

MUJER: Hace semanas que no vas a trabajar…

HOMBRE 1: ¿Cómo has llegado aquí?

MUJER: Me ha llamado ese hombre… el hombre que está en calzoncillos, sentado en el taburete… a lo lejos… que nos observa.

HOMBRE 1: No veo ningún hombre en calzoncillos.

El HOMBRE 2, en calzoncillos y sentado en el taburete, se empezará a vestir para prepararse para la escena dos.

MUJER: Me ha llamado. En la bolsa de basura donde guardan tus cosas… En este local se ve que guardan vuestras cosas en una bolsa de basura… Allí han encontrado tu móvil, tu DNI… Se ve que han mirado tu móvil. Tus contactos. No sabían a quién llamar. Necesitaban a alguien próximo. Han encontrado la palabra «Mamá». Me han llamado.

HOMBRE 1: ¿Qué te han dicho?

MUJER: Me han dicho: «Hay un hombre que no se quiere marchar de nuestro local. Es su hijo. Creemos que quiere morir de inanición». Eso es lo que dice. «Mi hijo está trabajando», les he contestado. «Es su hijo», han insistido. «No puede ser, mi hijo está trabajando». «Compruébelo usted misma», un poco burleta. «Pues… sáquenlo de su local». Me han dicho que estabas esposado. «¿Esposado? ¿Por qué tendría que estar esposado? ¿Son policías?». Se han reído. «Normas del local», han dicho. « ¿Cómo que no quiere marcharse?». «No nos deja acercarnos a él. Nos quiere morder. Le hablamos. No nos responde… y nos quiere morder». «Mi hijo está trabajando. Tiene un buen trabajo. Un buen piso. Está a punto de casarse. Está contento con su vida. Los domingos al mediodía viene a casa con su novia y… esto que me cuentan… debe haber algún error. Mi hijo no puede estar esposado. Mi hijo no mordería a nadie. Mi hijo…». «Ya ve que le estamos llamando desde su teléfono. Llame a su trabajo. Verá que no lo encuentra. A su novia…». Se han vuelto a reír. «El local se llama La Llum. Ésta es la dirección. Venga y compruébelo usted misma».

Pausa.

HOMBRE 1: No te han engañado.

MUJER: Ya…

HOMBRE 1: (…)

MUJER: Yo sí… No es cierto que vienes los domingos a mediodía… Ya hace días que no vienes…

HOMBRE 1: (…)

MUJER: He venido a buscarte…

HOMBRE 1: (…)

MUJER: ¿Te han montado muchos caballos?

HOMBRE 1: Sí…

MUJER: ¿Cuántos?

HOMBRE 1: No me acuerdo. (Pausa.) –Muchos. Muchísimos. Tantos que he perdido la cuenta…

MUJER: Ya…

HOMBRE 1: (…)

MUJER: ¿Te has divertido?

HOMBRE 1: Tampoco me acuerdo.

MUJER: ¿No te acuerdas?

HOMBRE: Los caballos trotan, no besan.

Pausa.

MUJER: Ya… ¿Te la tragaste?

HOMBRE 1: ¿Quién te dijo que me la tragué?

MUJER: El hombre que me llamó.

HOMBRE 1: (…)

MUJER: ¿Te la tragaste?

HOMBRE 1: Sí…

MUJER: ¡Escúpela!

HOMBRE 1: (…)

MUJER: Venga, escúpela…

El HOMBRE 1 escupe.

Cae una llave al suelo.

La MUJER la coge. Le quita las esposas.

La MUJER  lo abraza.

Él se deja hacer sin reaccionar.

La MUJER lo ayuda a vestirse. Mientras, el HOMBRE 2 coloca una puerta en el centro de la escena con una banqueta a lado y lado donde se desarrollará la escena dos.  La MUJER se sentará en el taburete desde donde observará la escena.

 

2. EL COLABORADOR

En la banqueta derecha sentado el HOMBRE 1. Llega el HOMBRE 2. Lleva una bolsa.

HOMBRE 2: ¿Es usted?

HOMBRE 1: Sí.

HOMBRE 2: ¿Es aquí dentro?

HOMBRE 1: Sí.

HOMBRE 2: ¿Podré verle?

HOMBRE 1: No.

HOMBRE 2: ¿No?

HOMBRE 1: No.

HOMBRE 2: Me gustaría verle.

HOMBRE 1: No será posible.

HOMBRE 2: Sólo verle.

HOMBRE 1: Ya se lo he dicho. No.

Se sienta.

Pausa larga.

HOMBRE 2: ¿Están limpiándole?

HOMBRE 1: ¿Qué le hace pensar eso?

HOMBRE 2: Es lo que me han dicho.

HOMBRE 1: ¿Le han dicho eso?

HOMBRE 2: Sí.

HOMBRE 1: Pues, no.

HOMBRE 2: Me han dicho que lo estaban limpiando.

HOMBRE 1: ¿Quién se lo ha dicho?

HOMBRE 2: Eso no se lo puedo decir.

HOMBRE 1: No. Lo están vistiendo.

HOMBRE 2: Le han limpiado y ahora lo visten.

HOMBRE 1: No. Le ayudan a vestirse.

HOMBRE 2: ¿También le ayudan a limpiarse?

HOMBRE 1: Sólo a vestirse.

HOMBRE 2: Puede limpiarse.

Pausa.

HOMBRE 1: Sí.

HOMBRE 2: Pero, en cambio, tienen que ayudarlo a vestirse.

Pausa.

HOMBRE 1: ¿Dónde quiere ir a parar?

HOMBRE 2: Puede limpiarse, pero no puede vestirse.

HOMBRE 1: ¿Por qué lo dice?

HOMBRE 2: ¿Le ayudan a limpiarse?

HOMBRE 1: No.

HOMBRE 2: Pero sí a vestirse.

HOMBRE 1: En este momento, sí.

HOMBRE 2: Puede limpiarse, pero no puede vestirse. No necesita ayuda para limpiarse, pero sí para vestirse.

HOMBRE 1: Eso no lo he dicho yo. Lo dice usted.

Pausa.

HOMBRE 2: Me ha sido muy complicado llegar hasta aquí.

HOMBRE 1: Lo sé.

HOMBRE 2: Que me dejaran/

HOMBRE 1: Lo sé.

HOMBRE 2: Hace tiempo.

HOMBRE 1: Lo sé.

HOMBRE 2: Mucho tiempo.

HOMBRE 1: Sí.

HOMBRE 2: Años.

HOMBRE 1: Como se puede imaginar… estoy al corriente.

Pausa.

HOMBRE 2: No querría…

HOMBRE 1: ¿Qué?

HOMBRE 2: Estoy siendo amable.

HOMBRE 1: Yo también.

HOMBRE 2: Quiero decir que…

HOMBRE 1: ¿Qué?

HOMBRE 2: No parece muy…

HOMBRE 1: ¿Qué?

HOMBRE 2: Predispuesto a…

HOMBRE 1: ¿Sí?

HOMBRE 2: Colaborar.

HOMBRE 1: Eso lo dice usted.

HOMBRE 2: Es lo que me ha parecido.

HOMBRE 1: ¿Qué quiere?

HOMBRE 2: ¿Podré hablar con él?

HOMBRE 1: No será posible.

HOMBRE 2: Sería muy interesante.

HOMBRE 1: No podrá ser.

HOMBRE 2: Lástima.

HOMBRE 1: Por eso le han citado conmigo.

HOMBRE 2: Sí.

Pausa.

HOMBRE 2: ¿Cómo se llama usted?

HOMBRE 1: Eso no tiene importancia.

HOMBRE 2: En algún momento…

HOMBRE 1: ¿Qué?

HOMBRE 2: Le tendré que citar.

HOMBRE 1: Mi nombre no tiene importancia.

HOMBRE 2: (Se saca una grabadora de la bolsa.) –Le tendré que grabar.

HOMBRE 1: Eso no será posible.

HOMBRE 2: Es el procedimiento.

HOMBRE 1: No podrá ser.

HOMBRE 2: La praxis habitual.

HOMBRE 1: No será posible.

HOMBRE 2: ¿No puedo grabarlo?

HOMBRE 1: No.

HOMBRE 2: No saldrá su cara.

HOMBRE 1: No sería posible.

HOMBRE 2: Se trata de grabarle la voz.

HOMBRE 1: No podrá ser.

HOMBRE 2: Tampoco saldrá su voz.

HOMBRE 1: No podría ser.

HOMBRE 2: Es para facilitar el trabajo…

HOMBRE 1: Me lo imagino…

HOMBRE 2: Su voz no saldrá en ninguna parte.

HOMBRE 1: Tendrá que anotarlo en una libreta.

HOMBRE 2: Alguien podría pensar que me lo he inventado.

HOMBRE 1: Lo siento. No podrá ser.

Pausa larga.

HOMBRE 1: Guarde eso. Por favor.

El HOMBRE 2 guarda la grabadora.

HOMBRE 1: ¿Qué quiere?

HOMBRE 2: La verdad.

HOMBRE 1: ¡La verdad!

HOMBRE 2: Sí.

HOMBRE 1: La verdad…

El HOMBRE 1 ríe.

HOMBRE 2: ¿Qué le hace gracia?

HOMBRE 1: Que quiera la verdad.

Pausa.

HOMBRE 2: Me lo tomo en serio.

HOMBRE 1: No lo dudo.

HOMBRE 2: Con rigor.

HOMBRE 1: Eso espero.

HOMBRE 2: Por eso…

HOMBRE 1: Yo también.

Pausa.

HOMBRE 2: Lo conoce bien.

HOMBRE 1: Lo conozco muy bien. Soy quien mejor lo conoce. Conozco mejor a este hombre que a mí mismo.

HOMBRE 2: Tampoco fueron tantos años.

HOMBRE 1: Los años más intensos.

HOMBRE 2: ¿Podría hablar con él?

HOMBRE 1: Ya le he dicho que no.

HOMBRE 2: Aunque sólo sean cinco minutos.

HOMBRE 1: Ni cinco minutos.

HOMBRE 2: Saludarlo. Sólo saludarlo.

HOMBRE 1: No podrá ser.

HOMBRE 2: Darle la mano. Decirle «hola». Sólo saludarlo.

HOMBRE 1: No será posible. No puede ser.

HOMBRE 2: ¿Por qué no?

Pausa.

HOMBRE 1: ¿Le parece relevante?

HOMBRE 2: ¿Verlo?

HOMBRE 1: Sí.

HOMBRE 2: ¿Aunque sólo sea un momento?

HOMBRE 1: Sí, verlo. Aunque sólo sea un momento.

HOMBRE 2: Sí.

HOMBRE 1: No podrá ser. No es relevante.

HOMBRE 2: Eso lo dice usted.

HOMBRE 1: Evidentemente.

HOMBRE 2: Sería relevante.

HOMBRE 1: No lo es.

HOMBRE 2: Es su opinión.

HOMBRE 1: Exacto.

HOMBRE 2: ¿Por qué no podrá ser?

HOMBRE 1: No recibe visitas.

HOMBRE 2: ¿Ningún tipo de visitas?

HOMBRE 1: Ningún tipo de visitas.

HOMBRE 2: Sería importante. No le molestaría.

HOMBRE 1: No recibe visitas.

HOMBRE 2: ¿Está en plenas facultades?

Pausa.

HOMBRE 1: ¿Qué insinúa?

HOMBRE 2: Le ayudan a vestirse.

HOMBRE 1: Le ayudan en este momento.

HOMBRE 2: Necesita que le ayuden a vestirse.

HOMBRE 1: Eso lo dice usted.

HOMBRE 2: Él no puede recibir visitas.

HOMBRE 1: Eso lo dice usted.

HOMBRE 2: Ha dicho que no puede recibir visitas.

HOMBRE 1: He dicho que no recibe visitas.

El HOMBRE 2 coge la bolsa y se levanta.

HOMBRE 1: ¿Se va?

HOMBRE 2: Es evidente que…

HOMBRE 1: ¿Qué?

HOMBRE 2: Su predisposición…

HOMBRE 1: A colaborar…

HOMBRE 2: Sí, a colaborar.

HOMBRE 1: Quiere la verdad.

HOMBRE 2: Sí, la verdad.

El HOMBRE 2 hace ademán de irse.

HOMBRE 1: No se vaya…

Pausa larga.

HOMBRE 1: Está en plenas facultades; para limpiarse; para vestirse; pero en este momento le ayudan a vestirse. Hoy le ayudan a vestirse. (Pausa) –Siéntese. Por favor. No se vaya.

Pausa.

El HOMBRE 2 se sienta.

HOMBRE 2: Su memoria…

HOMBRE 1: ¿Qué?

HOMBRE 2: Es eso lo que le preocupa…

Pausa larga.

HOMBRE 1: Me preocupa usted.

HOMBRE 2: Yo…

HOMBRE 1: Usted.

HOMBRE 2: ¿Por qué?

HOMBRE 1: Su predisposición…

HOMBRE 2: A colaborar…

HOMBRE 1: Sí, a colaborar.

HOMBRE 2: Quiero la verdad.

HOMBRE 1: Sí, la verdad.

HOMBRE 2: La verdad.

HOMBRE 1: Yo también.

Pausa.

HOMBRE 1: Podemos colaborar.

HOMBRE 2: Colaborar…

HOMBRE 1: Yo soy su memoria.

HOMBRE 2: Usted no es él.

HOMBRE 1: Soy quien mejor le conoce.

HOMBRE 2: Mejor que a usted mismo.

HOMBRE 1: Exacto.

HOMBRE 2: Es una lástima que no pueda saludarlo.

HOMBRE 1: Tendrá que confiar en mí.

HOMBRE 2: Quizás necesitaré contrastar su opinión.

HOMBRE 1: Yo sé cosas que no sabe nadie. Sólo él y yo.

HOMBRE 2: Podría hablar con su mujer.

HOMBRE 1: No será posible. Su mujer hace años que lo abandonó.

HOMBRE 2: Su mujer aún vive aquí.

HOMBRE 1: Vive aquí, sí. Pero hace años que lo abandonó. Su mujer no le podrá contar nada.

HOMBRE 2: Sus hijos.

HOMBRE 1: No será posible. Sus hijos hace años que lo abandonaron.

HOMBRE 2: Aún corren por aquí.

HOMBRE 1: Sí. Aún corren por aquí pero hace años que se abandonaron mutuamente.

HOMBRE 2: ¿Mutuamente?

HOMBRE 1: Primero él a sus hijos. Después sus hijos a él.

HOMBRE 2: No será posible hablar con ellos.

HOMBRE 1: No.

HOMBRE 2: Con su mujer…

HOMBRE 1: No.

HOMBRE 2: Tampoco con sus hijos…

HOMBRE 1: Exacto. Lo ha entendido bien.

HOMBRE 2: Me queda usted.

HOMBRE 1: Yo podré contarle todo lo que necesite.

HOMBRE 2: Pero usted no es él.

HOMBRE 1: Pero lo conozco mejor que nadie…

HOMBRE 2: Que a usted mismo.

HOMBRE 1: Exacto.

HOMBRE 2: Quizás podría encontrar…

HOMBRE 1: No lo haga. No encontrará a nadie. Como mucho a sus enemigos.

HOMBRE 2: Sí, sus enemigos.

HOMBRE 1: Todo lo que le puedan contar sus enemigos es bien conocido por todo el mundo.

HOMBRE 2: No pretenderá que obvie los aspectos negativos.

HOMBRE 1: Evidentemente que no. Yo también se los puedo contar.

HOMBRE 2: ¿Usted es amigo suyo?

Pausa larga.

HOMBRE 1: Soy quien mejor le conoce.

La mujer, en el taburete donde ha estado sentada toda la escena, hace un gemido de dolor. Largo. A partir de aquí empieza a prepararse para la escena tres. Se pondrá una barriga de embarazada y el vestuario correspondiente a la siguiente escena.

El HOMBRE 2 se incorpora.

Pone el oído. Escucha con atención.

HOMBRE 2: Me ha parecido escuchar un gemido.

HOMBRE 1: No he escuchado nada.

HOMBRE 2: Un gemido.

HOMBRE 1: No.

HOMBRE 2: Una queja. Un gemido de dolor.

HOMBRE 1: No he escuchado nada.

HOMBRE 2: De verdad. Era un gemido.

HOMBRE 1: Usted tiene una imaginación exquisita.

HOMBRE 2: ¿No puedo grabarlo?

HOMBRE 1: No.

HOMBRE 2: ¿De verdad que no ha escuchado un gemido?

HOMBRE 1: No he escuchado nada.

HOMBRE 2: No ha sido ninguna imaginación.

HOMBRE 1: No sé qué puede haber sido.

HOMBRE 2: No tengo ese tipo de imaginaciones.

HOMBRE 1: No lo pongo en duda.

HOMBRE 2: He escuchado un gemido.

HOMBRE 1: No era un gemido.

HOMBRE 2: ¿Qué era?

HOMBRE 1: Este edificio es muy viejo. A veces parece que las tuberías giman. Pueden llegar a parecer humanas.

HOMBRE 2: Debía ser eso…

Pausa.

HOMBRE 1: ¿Cómo se llama usted?

HOMBRE 2: Eso no tiene importancia.

HOMBRE 1: En algún momento…

HOMBRE 2: ¿Qué?

HOMBRE 1: Aparecerá su nombre…

HOMBRE 2: Mi nombre no tiene importancia.

HOMBRE 1: ¿Periodista?

HOMBRE 2: No.

HOMBRE 1: ¿Biógrafo?

HOMBRE 2: Sí.

HOMBRE 1: Su nombre tendrá que aparecer.

HOMBRE 2: Trabajo para una agencia.

HOMBRE 1: ¿Una agencia?

HOMBRE 2: Nos dedicamos a escribir autobiografías por encargo.

HOMBRE 1: ¿Qué tipo de autobiografías?

HOMBRE 2: De gente normal.

HOMBRE 1: Normal.

HOMBRE 2: Autobiografías sin épica ni voluntad historicista.

HOMBRE 1: Gente normal.

HOMBRE 2: Normal y corriente.

HOMBRE 1: ¿Autobiografías?

HOMBRE 2: Biografías que se firman como autobiografías.

HOMBRE 1: ¿Con qué finalidad?

HOMBRE 2: Un recuerdo.

HOMBRE 1: Un recuerdo…

HOMBRE 2: De los difuntos.

HOMBRE 1: Autobiografías de difuntos.

HOMBRE 2: Sí.

HOMBRE 1: ¿Quién las encarga?

HOMBRE 2: El entorno del difunto.

HOMBRE 1: Para tener un recuerdo…

HOMBRE 2: Exacto. Familiares, amigos…

HOMBRE 1: Siempre de difuntos…

HOMBRE 2: Sí.

HOMBRE 1: ¿Cómo se hace la autobiografía de un difunto?

HOMBRE 2: Quien la encarga nos da suficientes detalles de cómo al difunto le habría gustado ser recordado.

HOMBRE 1: Tiene que confiar en quién la encarga.

HOMBRE 2: Sí. Se trata de colaborar.

HOMBRE 1: No hay cosas negativas.

HOMBRE 2: Sí que las hay.

HOMBRE 1: ¿Sí?

HOMBRE 2: Aspectos que pueden ser asimilados. Incluso ayudan a humanizar un poco más al difunto.

HOMBRE 1: Interesante.

Pausa.

HOMBRE 2: (Incorporándose de nuevo para escuchar) – ¡Lo he vuelto a escuchar!

HOMBRE 1: ¿Qué?

Pausa.

HOMBRE 2: Nada… las tuberías… El gemido de estas tuberías es escalofriante.

HOMBRE 1: Demasiado viejo. Demasiada historia.

HOMBRE 2: Sí.

HOMBRE 1: Cuando el país vuelva a tener dinero…

HOMBRE 2: ¿Qué?

HOMBRE 1: Haría falta remodelarlo.

HOMBRE 2: Costará mucho dinero.

HOMBRE 1: Algún día tendremos que hacerlo.

HOMBRE 2: Es un edificio precioso.

HOMBRE 1: Algún día lo abriremos al público.

HOMBRE 2: A la gente les gustaría visitar un lugar como éste.

HOMBRE 1: Han pasado de todo tipo aquí.

HOMBRE 2: Sí… de todo…

HOMBRE 1: Quizás abrirlo al público. Un museo… sería una forma de autofinanciarlo. Un lugar como éste es difícil de mantener.

HOMBRE 2: Me lo imagino.

HOMBRE 1: Y la gente tiene derecho a poder visitar un lugar como éste.

HOMBRE 2: Pagando una entrada…

HOMBRE 1: Claro. Pagando una entrada. Sería una manera de autofinanciarlo.

Pausa.

HOMBRE 1: Con su trabajo en la agencia…

HOMBRE 2: ¿Qué?

HOMBRE 1: No le resultará complicado este encargo.

HOMBRE 2: Esta vez es diferente.

HOMBRE 1: ¿Sí?

HOMBRE 2: Aún vive. Detrás de esta puerta. Están ayudándole a vestirse.

HOMBRE 1: Sí.

HOMBRE 2: Una notoriedad.

HOMBRE 1: Sí.

HOMBRE 2: No se trata de alguien normal y corriente.

HOMBRE 1: Es alguien normal y corriente. Pero notorio.

HOMBRE 2: Ya…

HOMBRE 1: No hay tanta diferencia…

HOMBRE 2: Me tomo muy en serio este encargo.

HOMBRE 1: Dice mucho a su favor.

HOMBRE 2: Quiero ser muy riguroso.

HOMBRE 1: Lo tiene que ser.

HOMBRE 2: Sí.

HOMBRE 1: No se trata de recuerdos para familiares y amigos.

HOMBRE 2: Todo un pueblo.

HOMBRE 1: Exacto.

HOMBRE 2: Quiero la verdad.

HOMBRE 1: La verdad…

HOMBRE 2: Sí, la verdad.

HOMBRE 1: No escatimaré detalles. Buenos y malos.

HOMBRE 2: Se lo agradezco.

HOMBRE 1: Me pondré a su servicio. El tiempo que necesite.

HOMBRE 2: No será fácil.

HOMBRE 1: No.

HOMBRE 2: No quiero contentar a nadie.

HOMBRE 1: Contentar a todo el mundo es imposible.

HOMBRE 2: ¿De verdad que no puedo verle?

HOMBRE 1: No será posible.

HOMBRE 2: Poder verle. No le diré ni hola. Sólo haré un gesto para saludarlo. Sólo eso. Sólo entrar.

HOMBRE 1: No será posible.

HOMBRE 2: ¿No?

HOMBRE 1: No.

HOMBRE 2: ¿De verdad que no puedo grabarlo?

HOMBRE 1: No. No es posible. Tendrá que tomar notas a mano.

HOMBRE 2: Ya…

HOMBRE 1: Y eso de verle…

HOMBRE 2: ¿Sí?

HOMBRE 1: Está en plenas facultades la mayoría de las veces pero… me tiene que entender… la memoria le va y le viene.

HOMBRE 2: Si está en plenas facultades…

HOMBRE 1: No nos podemos arriesgar que coincida que le ve en alguna de esas ocasiones que la memoria le va y le viene.

HOMBRE 2: Me haría cargo de ello…

HOMBRE 1: Le pesaría más eso que cualquier cosa que le pudiera haber contado yo…

HOMBRE 2: Le aseguro/

HOMBRE 1: No nos podemos arriesgar. De verdad que lo siento. Me gustaría pero… no podrá ser. De verdad. No podrá ser.

HOMBRE 2: No tomaré en consideración nada que no sea capaz de repetir en dos ocasiones.

HOMBRE 1: No nos podemos arriesgar.

HOMBRE 2: Sería…

HOMBRE 1: Es irrelevante.

HOMBRE 2: Por favor.

HOMBRE 1: Yo soy su memoria. Conozco a este hombre mejor que a mí mismo. Tenemos que preservar su memoria. Nuestra memoria. Después de mí… su memoria quedará en manos de segundas, terceras y múltiples manos y voces. Yo soy su memoria. Usted quiere la verdad. Yo quiero la verdad. Los dos queremos la verdad. Los dos queremos colaborar. Debemos colaborar.

HOMBRE 2: Quiero la verdad. Quiere la verdad. Los dos queremos la verdad. Queremos colaborar. Tenemos que colaborar. Insistiré en verle. Insistiré en grabarlo. Insistiré en los detalles de los que quiera hablar pero, sobre todo, de los que no quiera hacerlo. Colaboraremos.

HOMBRE 1: Sí, colaboraremos.

Se escucha un gran gemido.

Los dos hombres hacen un pequeño gesto, como girándose pero, al cabo de poco, levantan las cabezas buscando las tuberías.

 

3. NOSOTROSUYONUESTROELLOS

Conversación ya iniciada.

La MUJER luce una barriga de unos cinco meses de embarazo.

MUJER: (…) –Como cuando había los regalos de Navidad y alguien habría un paquete y pensabas… «mío». Tenía que ser mío. O cuando… luchas, luchas, luchas… y alguien… se lleva ese lugar de trabajo que sabes que no le pertenece. Has luchado. Se lo lleva otro. Pero… ya sé que… no es lo mismo… porque hay cosas que… piensas que… nadie te las puede quitar. Arrebatar. Que no puede pasar que nadie… Pero, sí. He ido a su casa. Una casa bonita. Esta mañana. Una casa unifamiliar. Con jardín. Tranquila. No muy lejos de aquí. Parecida a la nuestra. Me he presentado en su casa. Esta mañana.

Pausa.

HOMBRE 2: ¿Qué me estás diciendo?

MUJER: Lo que he dicho.

HOMBRE 2: No me lo puedo creer. Dijimos/

MUJER: Pues créelo.

HOMBRE 2: Estoy alucinando.

MUJER: No sé por qué.

HOMBRE 2: ¿Has ido a su casa?

MUJER: Sí. He ido.

HOMBRE 2: ¿Así?

MUJER: Claro.

HOMBRE 2: ¿Qué pensarán?

MUJER: Como te puedes imaginar… me importa poco lo que piensen.

HOMBRE 2: Te tomarán por/

MUJER: ¿Qué?

HOMBRE  2: ¡Loca!

MUJER: Loca…

HOMBRE 2: Sí, loca.

MUJER: Ya te lo he dicho. Como te puedes imaginar… me importa poco -¡muy poco!- lo que piensen.

HOMBRE 2: ¿Cómo se te ha ocurrido?/

MUJER: Lo he hecho. Sí. Lo he hecho. Y lo volvería a hacer.

HOMBRE 2: Estoy alucinando.

MUJER: Ya me lo has dicho.

HOMBRE 2: Es que estoy/

MUJER: Ya… Sí. Alucinando. Yo también.

HOMBRE 2: ¿Sí?

MUJER: Sí…

HOMBRE 2: ¿Por qué?

MUJER: Parece que estás de su lado.

HOMBRE 2: De su lado…

MUJER: Sí. De su lado. No del mío. Bueno… del nuestro.

HOMBRE 2: Del nuestro…

Pausa.

MUJER: Nuestro… Creía… Al menos… (Pausa.) –Porque… ¿Tú de qué lado estás?

Pausa.

HOMBRE 2: Te has presentado en su casa.

MUJER: ¿De qué lado?

HOMBRE 2: Por las buenas.

MUJER: Dímelo.

HOMBRE 2: ¿Cómo conseguiste su dirección?

MUJER: No hace falta ser Miss Marple, ni Jessica Fletcher.

HOMBRE 2: Ya…

MUJER: No ha sido complicado.

HOMBRE 2: ¿A quién te encontraste?

MUJER: ¿Te interesa?

HOMBRE 2: ¿A quién?

MUJER: Me abrió él.

HOMBRE 2: ¿Te dejó entrar?

MUJER: No.

HOMBRE 2: ¿Qué esperabas?

MUJER: Al menos yo lo he intentado. Me ha echado/

HOMBRE 2: ¿Qué esperabas?

MUJER: De malas formas.

HOMBRE 2: Te piensas que para mí/

MUJER: Ya no sé de qué lado estás.

Pausa.

HOMBRE 2: ¿No te das cuenta? Nos podría traer complicaciones. Aún podría complicar más las cosas.

MUJER: ¿Más?

HOMBRE 2: Es mejor dejarlo. De verdad.

MUJER: Insistes…

HOMBRE 2: Esto se nos ha escapado… Se te ha escapado/

MUJER: ¿De las manos?

HOMBRE 2: Sí.

MUJER: Se me ha escapado de las manos.

HOMBRE 2: Sí… Siento decirlo, pero sí.

MUJER: No hace falta que me respondas…

HOMBRE 2: (…)

MUJER: Ya quedó claro de qué lado estás.

HOMBRE 2: (…)

MUJER: Ya está.

Pausa larga.

HOMBRE 2: Te das cuenta que… nos podrían denunciar.

MUJER: ¿A nosotros?

HOMBRE 2: Sí.

MUJER: ¿Por?

HOMBRE 2: Has ido a su casa.

MUJER: Me han echado.

HOMBRE 2: ¿Te extraña?

MUJER: Me han/

HOMBRE 2: Podrían/

MUJER: De malas/

HOMBRE 2: Denunciarte…

MUJER: ¿A mí?

HOMBRE 2: Allanamiento de morada, violación de domicilio… No sé…

MUJER: Denunciarme… a mí. Unos secuestradores.

HOMBRE 2: ¿Secuestradores? Por favor…

MUJER: Cómo puedes… Allanamiento de morada… violación de domicilio…

HOMBRE 2: Sí.

MUJER: Me han echado.

HOMBRE 2: Qué esperabas, qué/

MUJER: Verla. Hacerla entrar en razón. Que me escuche. De madre a madre.

Pausa.

HOMBRE 2: De madre a madre…

MUJER: (…)

HOMBRE 2: Eres tú la que…

MUJER: ¿Qué?

HOMBRE 2: Que deberías entrar en razón.

MUJER: (…)

HOMBRE 2: Ya está. Esto me…

El HOMBRE 2 se sienta.

Se pone las manos en la cara.

Llora.

La MUJER lo observa. Sin hacer nada.

HOMBRE 2: Me hace daño.

MUJER: ¿Y a mí?

HOMBRE 2: Quítate eso.

MUJER: ¡No!

HOMBRE 2: ¡Quítate eso!

MUJER: ¡No!

HOMBRE 2: ¡Te digo que te quites eso!

MUJER: ¡No! ¡No! ¡Y, no!

El HOMBRE 2 se abalanza violentamente sobre ella.

Forcejean.

Gritan.

MUJER: ¡Déjame!

HOMBRE 2: ¡Te digo que te quites eso!

MUJER: ¡Suéltame!

HOMBRE 2: ¡Quítate esa puta mierda! ¡Te digo que!/

MUJER: ¡Me haces daño!

HOMBRE 2: ¡Fuera!

MUJER: ¡Déjame! ¡Déjame!

El HOMBRE 2 le arranca la barriga.

La tira al suelo.

Largo silencio.

La MUJER se acerca a recogerlo con ternura.

En otro rincón el HOMBRE 1 empieza a preparar la escena cuatro. Coge libros, uno a uno. Observa su portada y va amontonándolos en diferentes grupos.

HOMBRE 2: Lo siento…

MUJER: No era necesario.

HOMBRE 2: Lo siento.

MUJER: No… hacía… falta.

Pausa larga.

HOMBRE 2: He perdido el control. (Pausa.) –Lo siento.

Pausa.

MUJER: Volveré a ir. Si hace falta cada día… Ahora sé dónde viven.

HOMBRE 2: No te lo vuelvas a poner.

MUJER: (…)

HOMBRE 2: Te lo pido por favor. No lo hagas. No te lo pongas. Quítate eso.

MUJER: Rezo/

HOMBRE 2: ¿Rezas? ¿Tú? ¿Desde cuándo?

MUJER: /Para que entren en razón.

Pausa.

HOMBRE 2: Si hubieras visto a esa mujer… ¿Qué pretendías?

Pausa.

MUJER: Hablar. Sólo hablar. Que me escuchara. Conocerla. Que me entienda.

HOMBRE 2: No ves que es mejor/

MUJER: Que llevamos intentándolo tres años… tres años. Pensaba que estabas de mi lado.

HOMBRE 2: Déjalo…

MUJER: Que me dejara tocarle la barriga. Que me cuente/

HOMBRE 2: ¿Qué?

MUJER: Tres años…

HOMBRE 2: Lo sé.

MUJER: Sabe que… hubo un error…

HOMBRE 2: ¿Y qué?

MUJER: Que me dejara tocarle la barriga. Sólo eso.

HOMBRE 2: ¿Para qué?

MUJER: (…)

HOMBRE 2: ¿Para qué?

MUJER: Una enfermedad congénita…

HOMBRE 2: (…)

MUJER: Hereditaria…

HOMBRE 2: (…)

MUJER: Ningún caso en su familia. Ni ella, ni él.

HOMBRE 2: (…)

MUJER: Hubo un error. Ese óvulo…

El HOMBRE 1 se ríe.

MUJER: ¿Te ríes?

HOMBRE 2: ¿Qué le hubieras dicho? «Ese óvulo es mío». ¿De qué estamos hablando? Un error. Un error en el sistema de reproducción asistida… Un error que no hubiéramos sabido si no fuera por esa enfermedad/

MUJER: Congénita. Nuestra. Mía. De mí/

HOMBRE 2: Sí…

MUJER: Ese óvulo.

HOMBRE 2: Le hubieras dicho… «Ese óvulo es»/

MUJER: Nuestro…

HOMBRE 2: ¡Por Dios!

MUJER: Un error… La medicina… La ciencia/

HOMBRE 2: ¿Desde cuándo rezas?

MUJER: Esa mujer/

HOMBRE 2: Secuestradores…

MUJER: Allanamiento de morada.

HOMBRE 2: Es una pareja que/

MUJER: Violación de domicilio… ¿Yo?

HOMBRE 2: Tú les has llamado secuestradores…

Pausa larga.

MUJER: Tres años.

HOMBRE 2: Los dos. Tú, yo. Tres años. Sí.

MUJER: Y un error.

HOMBRE 2: Ya…

MUJER: Y ellos sí.

HOMBRE 2: Quítate eso.

MUJER: Yo debería/

HOMBRE 2: Déjalo.

MUJER: Ese óvulo.

HOMBRE 2: Ellos sí. Igual nosotros…

MUJER: Mi óvulo.

Pausa.

MUJER: Acompañarla estos meses.

HOMBRE 2: ¿Qué dices?

MUJER: Todo lo que les sucederá/

HOMBRES: A ellos/

MUJER: Nos tendría que suceder a nosotros.

HOMBRE 2: No lo/

MUJER: Al menos/

HOMBRE 2: ¿Qué?

MUJER: Acompañarla/

HOMBRE 2: No creo que sea/

MUJER: Todo eso nos tendría que suceder/

HOMBRE 2: ¿A nosotros?

MUJER: A nosotros y les sucederá a ellos.

 

4. NO ES EXACTAMENTE LO MISMO

La MUJER observa cómo el HOMBRE 1 va cogiendo libros y haciendo montañitas con ellos.

La MUJER lleva un rato observándolo.

Finalmente se acerca a él.

MUJER: Perdona, ¿te puedo ayudar?

Pausa.

HOMBRE 1: Gracias, pero… no, gracias. Muchas gracias.

MUJER: Cualquier cosa…

HOMBRE 1: Sí… muy amable.

MUJER: De nada…

La MUJER hace ademán de irse.

HOMBRE 1: Disculpa…

MUJER: (…)

HOMBRE 1: Espera.

MUJER: Dime.

HOMBRE 1: Me he fijado que… Quizás sólo me lo ha parecido pero… me estabas observando, ¿no?

MUJER: Siempre estoy pendiente de si algún cliente necesita cualquier cosa.

HOMBRE 1: Ya… Pero… llevabas rato… mucho rato… observándome… No lo sé… Quizás me lo ha parecido.

Pausa.

MUJER: Sí… De hecho, sí. Llevas rato cogiendo libros… poniéndolos unos encima de los otros y… sí… te he visto haciendo eso y… estaba observándote.

Pausa.

HOMBRE 1: ¿Algún problema?

MUJER: No. Sólo que me ha parecido curioso. Has hecho eso. Con muchos libros. Ni los has abierto. Sólo esto.

HOMBRE 1: Después los devolveré a su sitio.

MUJER: No hace falta. Ya me encargaré yo de volverlos a su sitio. Los puedes dejar aquí. Prefiero hacerlo yo. Es mi trabajo. Los tenemos perfectamente ordenados y sé el lugar para cada libro. Mejor que lo haga yo. Así no se mezclan.

HOMBRE 1: Ya…

MUJER: Sólo era eso. Y si necesitas ayuda…

La MUJER hace ademán de irse por segunda vez.

HOMBRE 1: Te ha molestado.

MUJER: ¿Qué?

HOMBRE 1: Que haya movido los libros. Que los amontone.

Pausa.

MUJER: No, no… qué va. No.

HOMBRE 1: Por eso me has llamado la atención.

MUJER: No te he llamado la atención.

HOMBRE 1: A mí me lo ha parecido.

MUJER: Pues, no. Si lo ha parecido… no era la intención. No te he llamado la atención. Disculpa.

Pausa.

HOMBRE 1: Escucha… (Pausa.) – ¿Es porque soy homosexual?

MUJER: ¿Perdón?

HOMBRE 1: Me has llamado la atención/

MUJER: No, no, no… Ya te lo he dicho. No te he llamado la atención/

HOMBRE 1: /Porque soy homosexual.

MUJER: No. No… no. No tenía ni idea. Y no.

HOMBRE 1: ¿No?

MUJER: No.

HOMBRE 1: Tienes algún tipo de problema con/

MUJER: No. No tengo ningún problema. Tengo muchos amigos que lo son. De hecho…

Pausa.

HOMBRE 1: De hecho… ¿Qué?

MUJER: De hecho…

HOMBRE 1: ¿Qué?

MUJER: Es igual.

HOMBRE 1: ¿Qué ibas a decir?

MUJER: Que, de hecho, mi madre…

HOMBRE 1: Ah… Tu madre…

MUJER: Sí. Con mi padre se separaron cuando yo era pequeña y… desde hace cinco años… conoció… Bueno… Ahora no sé por qué te estoy contando esto. No tendría que… Si se ha podido malinterpretar… No. Ya ves que no. No tengo ningún problema.

HOMBRE 1: No has aceptado que tu madre esté con otra mujer.

MUJER: No… Me parece que no he dicho eso en ningún momento.

HOMBRE 1: No pero… en el fondo, lo que pasa es que quizás no lo has aceptado/

MUJER: No, no, no… me alegro mucho. Si ella está contenta/

HOMBRE 1: Pero tú no estás de contenta.

MUJER: No. No he dicho eso. He dicho que si ella está bien y contenta… para mí es lo más importante.

HOMBRE 1: ¡Ah! El problema/

MUJER: No hay ningún problema.

HOMBRE 1: El problema es que no te cae bien su/

MUJER: Su pareja me cae bien. Muy bien.

HOMBRE 1: Uy… Noto una cierta…

Pausa.

MUJER: Una cierta, ¿qué?

HOMBRE 1: No lo sé… ¿Tensión?

MUJER: No hay ninguna tensión. Ningún tipo de tensión.

HOMBRE 1: Su pareja te cae bien. «Muy bien». Has dicho eso. Y has utilizado la palabra «pareja». Su pareja es una mujer. Es una mujer, ¿no?

MUJER: Sí…

HOMBRE 1: Podrías decirlo.

MUJER: Decir, ¿qué?

HOMBRE 1: Novia. Mujer. Esposa. Lesbiana. Lo puedes decir…

MUJER: A ver…

HOMBRE 1: ¿Qué?

MUJER: No tengo ningún problema. ¿Queda claro?

HOMBRE 1: Te resistes.

MUJER: Me resisto, ¿a qué?

HOMBRE 1: Novia. Mujer. Esposa. Lesbiana. Lesbiana. Ésta es la palabra…

MUJER: (…)

HOMBRE 1: Lesbiana. ¿Qué ocurre? ¿Eres lesbiana? Tú también eres lesbiana.

MUJER: No. No… No. No lo soy.

HOMBRE 1: Acéptalo. No pasa nada.

MUJER: No hay nada que aceptar. No… No… Yo no soy…

HOMBRE 1: Lesbiana. Esta es la palabra: Lesbiana. «Soy lesbiana». Venga… Inténtalo. No cuesta tanto.

MUJER: Es que…

HOMBRE 1: ¿Qué?

MUJER: ¡Que no lo soy!

HOMBRE 1: Endohomófoba.

MUJER: ¿Qué?

HOMBRE 1: Endohomófoba. Eres endohomófoba.

MUJER: No. Tampoco soy…

HOMBRE 1: Endohomófoba.

MUJER: Mira, dejémoslo…

HOMBRE 1: No, no, no… De ninguna manera. Todo esto que está ocurriendo está bien. Muy bien. Créeme. Quizás ahora no te lo parezca pero… es bueno que esté ocurriendo esto…

MUJER: Yo sólo…

HOMBRE 1: Endohomófoba.

MUJER: Mira, no sé de qué me estás hablando/

HOMBRE 1: Endohomófoba… un homosexual que es homofóbico. En tu caso, una lesbiana que es homofóbica. Una lesbiana que sufre un miedo irracional a su propia sexualidad que no acepta y que le hace sentir miedo. Incluso te da miedo el simple hecho de pronunciar esta palabra. Decir: «Soy lesbiana». Pronunciarlo o cualquier cosa que tenga/

MUJER: No. No… No lo soy. No tengo ningún problema.

HOMBRE 1: Todos tenemos nuestras psicorigidezas.

MUJER: Yo no tengo psico… Psico, ¿qué?

HOMBRE 1: Psicorigidezas.

MUJER: ¡No tengo psico/

HOMBRE 1: Psicorigidezas.

MUJER: No, ¡de ningún tipo!

HOMBRE 1: Todos sufrimos la acumulación de/

MUJER: Acumulación, ¿de qué?

HOMBRE 1: Patrones. Patrones heteropatriarcales.

MUJER: Yo sólo/

HOMBRE 1: Eres mujer/

MUJER: Sí, soy mujer. Claro que lo soy.

HOMBRE 1: Yo un hombre/

MUJER: Sí, un hombre. Claro. Un hombre.

HOMBRE 1: Eres una de esas mujeres con una manifiesta animadversión/

MUJER: Ningún tipo de animadversión

HOMBRE 1: Sí, animadversión. Siempre desfavorable…

MUJER: Desfavorable, ¿a qué?

HOMBRE 1: A los hombres.

MUJER: ¡No!

HOMBRE 1: A todo lo que sale de un hombre/

MUJER: Yo sólo/

HOMBRE 1: Piensa que son conflictos a causa de los estigmas socioculturales/

MUJER: No tengo estigmas socioculturales/

HOMBRE 1: Impuestos durante generaciones/

MUJER: Generaciones/

HOMBRE 1: ¿Eres una feminazi?

MUJER: ¿Cómo?

HOMBRE 1: Feminazi.

MUJER: ¡No sé qué es una feminazi! Pero no… ¡No soy una feminazi! (Pausa.) – ¿Qué es una feminazi?

HOMBRE 1: Esas mujeres que contáis/

MUJER: ¡No me incluyas!

HOMBRE 1: Esas mujeres que contáis/

MUJER: ¡Te digo que no me incluyas!

HOMBRE 1: Que cuentan… Tranquila… Que cuentan cada aborto como una victoria. Cada aborto como un sinónimo de victoria para el colectivo femenino.

MUJER: ¡Esto es delirante!

HOMBRE 1: Sí… Es delirante. La liberación no pasa por/

MUJER: ¡Es que no he dicho esto!

HOMBRE 1: Feminazi.

MUJER: ¡No soy una feminazi!

HOMBRE 1: Me parece que malentiendes/

MUJER: No malentiendo nada. No he dicho en ningún momento que un aborto sea un triunfo para la mujer/

HOMBRE 1: ¿Eres contraria al aborto?

MUJER: Nada de eso. Y basta. Punto y final. Yo sólo quería/

HOMBRE 1: Me has llamado la atención/

MUJER: Te he llamado la atención porque estabas/

HOMBRE 1: Ah… ¿Lo ves? Finalmente lo reconoces/

MUJER: Reconocer, ¿qué?

HOMBRE 1: Que me has llamado la atención/

MUJER: Ya te lo he dicho: no te he llamado la atención/

HOMBRE 1: Acabas de decir/

MUJER: Pero no quería decir/

HOMBRE 1: Pero has dicho/

MUJER: No quería decir… Tú has provocado que dijera/

HOMBRE 1: Yo no he hecho nada/

MUJER: Es igual. No lo he dicho. ¡No te he llamado la atención!

HOMBRE 1: De acuerdo, de acuerdo… de acuerdo. Si te tienes que poner de esta manera… No me has llamado la atención.

MUJER: No. No lo he hecho.

HOMBRE 1: Como quieras. Tienes razón. No discutiremos. Dices que no lo has hecho… Pues… No me gusta discutir. Si tú lo dices… Dejémoslo así: no lo has hecho pero…

MUJER: Pero, ¿qué?

HOMBRE 1: Quizás la cuestión no es que sea homosexual sino que… el problema es que soy negro.

MUJER: ¿Negro?

HOMBRE 1: Sí, negro.

MUJER: Pero, ¿qué dices?

HOMBRE 1: El problema que tienes conmigo/

MUJER: No tengo ningún problema contigo/

HOMBRE 1: Claro que sí. El problema es este: que soy negro.

MUJER: No. Y además… ¡No eres negro!

HOMBRE 1: ¿Cómo que no soy negro?

MUJER: No lo eres.

HOMBRE 1: Claro que lo soy.

MUJER: ¿Te has visto en el espejo?

HOMBRE 1: Claro.

MUJER: No eres negro. No lo eres. Eres blanco. Blanco del todo. Incluso más blanco que yo.

HOMBRE 1: Ah, claro… ¿Quién eres tú para decir que no soy negro?

MUJER: ¡Es que no lo eres!

HOMBRE 1: Ah… No lo soy.

MUJER: No. No lo eres.

HOMBRE 1: ¿Y si yo me siento negro?

MUJER: ¿Cómo?

HOMBRE 1: Si yo me siento negro, ¿quién eres tú para decidir que no lo soy? (Pausa.)  –Soy negro. Negro y homosexual. La gente como tú nos lo ponéis muy complicado a los que luchamos para la igualdad y la tolerancia.

MUJER: Pero cómo puedes decir/

HOMBRE 1: ¿Tienes algún problema con alguna de estas dos cosas? ¿Con los negros o los homosexuales?

Pausa.

MUJER: No. No… Y no vayamos por aquí porque no vamos bien. No tengo ningún problema con los homosexuales, ni con los negros. Y si te sientes negro… (Pausa.) –Muy bien. Eres negro. Pues eso, eres negro. Bien negro. Sí, sí… Eres negro. Bien negro. Y ya está. Punto y final. Homosexual y negro. Y no. No soy lesbiana. Ni tampoco tengo ningún problema con las lesbianas. Ni con los homosexuales. Adoro a los homosexuales y a las lesbianas. Tampoco tengo ningún problema con los homosexuales negros. Ni las lesbianas negras. Ni con mi madre. Ni con su novia que es mujer y es lesbiana. Las dos: mi madre y ella. Lesbianas. Las dos. Ningún problema. Y, por si acaso, tampoco con los transexuales, los intersex -¡ni tan siquiera con Inditex!-, ni con los chinos, ni los latinos, ni… Ningún tipo de problema. ¡Y basta! (Pausa.) – ¿Ha quedado claro?

Pausa larga.

HOMBRE 1: Clarísimo… ¿Estás bien?

MUJER: Estoy bien.

HOMBRE 1: En definitiva… Eres flexisexual.

MUJER: ¿Cómo?

HOMBRE 1: Flexisexual.

MUJER: ¿Te lo estás inventando?

HOMBRE 1: No. Lo leí en una revista que hacía una entrevista a un actor porno.

MUJER: A mí no me metas en el porno.

HOMBRE 1: ¿También tienes problemas con el porno?

MUJER: Problemas, no, pero no tengo nada que ver. ¿Qué es flexisexual?

HOMBRE 1: Era un actor porno gay. Pero decía que no era gay.

MUJER: Pero dices que hacía porno gay.

HOMBRE 1: Pero era hetero. Straight.

MUJER: Pero hacía porno gay.

HOMBRE 1: Sí, pero era hetero. Straight. Hacía porno gay pero era hetero.

MUJER: No debía ser tan hetero.

HOMBRE 1: Era flexisexual. «Sexualmente flexible». Aunque decía que encontró un poco doloroso cuando lo penetraron. Eso decía.

MUJER: Todo esto es muy confuso.

HOMBRE 1: Un poco. Suerte que tenemos las palabras.

MUJER: Flexisexual.

HOMBRE 1: Sí.

MUJER: No soy flexisexual. Tampoco lo soy.

HOMBRE 1: ¿Ves? Todo aclarado… Perdona si en algún momento… Disculpa si… Al final… Todo aclarado. Hablando la gente se entiende. A veces/

MUJER: Perfecto.

HOMBRE 1: A veces…

MUJER: Sí… a veces.

HOMBRE 1: El lenguaje…

MUJER: Sí, el lenguaje.

HOMBRE 1: Las palabras…

MUJER: Sí, las palabras.

HOMBRE 1: Encontrar las palabras…

MUJER: Encontrar las palabras… exactas.

HOMBRE 1: Adecuadas.

MUJER: Esto: adecuadas.

HOMBRE 1: Es jodido.

MUJER: Muy jodido… Muy… Muy jodido.

Pausa.

HOMBRE 1: Al final… estamos de acuerdo.

MUJER: Sí.

HOMBRE 1: Un simple malentendido.

MUJER: Sí.

HOMBRE 1: En el fondo estábamos/

MUJER: Sí, en lo mismo. Queríamos decir lo mismo pero… estábamos en lo mismo.

La MUJER le alarga la mano. Conciliadora.

El HOMBRE 1 encaja

MUJER: ¡Ah! (Apartándose bruscamente.) – ¡Ey!

HOMBRE 1: ¿Qué pasa?

MUJER: Me has hecho daño…

HOMBRE 1: Pero si…

MUJER: En el corazón.

HOMBRE 1: ¿El corazón?

MUJER: Sí, el corazón.

HOMBRE 1: ¡Te he dado la mano!

MUJER: Me has hecho daño en el corazón.

HOMBRE 1: ¡Aquí no tienes el corazón! ¡Tienes la mano!

MUJER: Me has hecho daño en el corazón.

HOMBRE 1: Pero si es imposible que/

MUJER: Quizás tengo una bacteria o alguna cosa que comunica directamente/

HOMBRE 1: ¿Una bacteria?

MUJER: Sí, una bacteria. Quizás la bacteria marmota.

HOMBRE 1: Una arteria… la aorta.

MUJER: Quizás me has provocado una infracción.

HOMBRE 1: Querrás decir una obstrucción.

MUJER: Catenaria.

HOMBRE 1: Coronaria…

MUJER: Siento cómo la lengua se me ha puesto morada.

HOMBRE 1: ¿Notas el color?

MUJER: ¡Noto el morado!

HOMBRE 1: El morado no se puede notar.

MUJER: Y escucho cómo…

HOMBRE 1: ¿Qué escuchas?

MUJER: Cómo me hierve la sangre.

HOMBRE 1: ¿Qué dices?

MUJER: Y este olor de taquicardia…

La MUJER parece marearse.

Se retuerce.

Emite algunos extraños sonidos de dolor.

El HOMBRE 2 sentado en su taburete se quita la camiseta y se pinta en la parte más alta del brazo «4+5=9». Con números grandes. Visibles. Se vuelve a poner la camiseta.

HOMBRE 1: ¿Estás bien?

MUJER: (…)

HOMBRE 1: Escucha… Ey… ¿Estás bien?

MUJER: (…)

HOMBRE 1: ¿Qué te pasa? ¿Estás bien? ¿Qué necesitas?

MUJER: (Reincorporándose serenamente. Ágil.) –Cuando acabes con los libros, los devolveré a su sitio. Saca los que te hagan falta. Los que necesites. Amontónalos. Haz las montañitas que necesites. Y después… cuando hayas acabado… no hace falta que los devuelvas a su sitio. Lo haré yo. Es mi trabajo. Sé dónde va cada libro. Cuál es la estantería de cada uno. El lugar preciso de la estantería. El lugar exacto. Incluso, el libro que debe tener a lado y lado. Por delante y por detrás… o sólo en un costado, si es el primero de la estantería. Si necesitas cualquier cosa… sólo tienes que pedírmelo. (Pausa.) – Parece que nos hemos entendido, ¿no?

 

5. VILLACARIÑO

El HOMBRE 2 arrastra un banco se sienta en él.

Se acerca el HOMBRE 1.

HOMBRE 1: ¿Me puedo sentar?

HOMBRE 2: Sí.

HOMBRE 1: ¿Vienes mucho al parque?

HOMBRE 2: No.

HOMBRE 1: Hace un día hermoso.

HOMBRE 2: Sí.

HOMBRE 1: Apetece pasear. Venir al parque.

HOMBRE 2: (…)

HOMBRE 1: No nos conocemos.

HOMBRE 2: ¿Nos conocemos?

HOMBRE 1: No.

HOMBRE 2: ¿Por qué me has preguntado si nos conocemos?

HOMBRE 1: Vengo a menudo. No te había visto antes por aquí.

HOMBRE 2: ¿Por qué me cuentas que apetece pasear, venir al parque?

HOMBRE 1: Porque hace un día hermoso.

HOMBRE 2: ¿Por qué me has dicho que hace un día hermoso?

HOMBRE 1: No te había visto antes. He deducido que no vienes mucho al parque. Que has venido porque hace un día hermoso.

HOMBRE 2: ¿Por qué me has preguntado si te podías sentar?

HOMBRE 1: Hay gente que le gusta estar sola en el banco de un parque. No quería molestar.

HOMBRE 2: ¿Por qué te has acercado a mí? ¿Qué quieres?

Pausa larga.

HOMBRE 1: ¿Me puedes mostrar el tatuaje?

HOMBRE 2: ¿Por qué quieres ver mi tatuaje?

HOMBRE 1: ¿Me lo muestras?

HOMBRE 2: ¿Cómo sabes que llevo un tatuaje?

HOMBRE 1: Has movido la manga del brazo y vi el tatuaje. ¿Me dejarías verlo?

HOMBRE 2: Es un tatuaje.

HOMBRE 1: ¿Me lo muestras?

El HOMBRE 2 se levanta la manga y muestra el tatuaje.

HOMBRE 1: «4+5=10».

HOMBRE 2: Exacto.

HOMBRE 1: Curioso.

HOMBRE 2: No sé por qué te parece curioso.

HOMBRE 1: Simpático.

HOMBRE 2: ¿Simpático?

HOMBRE 1: «4+5=10».

HOMBRE 2: Sí.

El HOMBRE 1 se levanta la manga y muestra un tatuaje.

HOMBRE 1: Yo llevo un «9».

HOMBRE 2: ¿Sólo un «9»?

HOMBRE 1: Sí.

HOMBRE 2: ¿Ninguna operación?

HOMBRE 1: No, sólo el «9».

HOMBRE 2: Ya…

HOMBRE 1: Por eso me pareció divertido.

HOMBRE 2: ¿Te lo parece?

HOMBRE 1: Esta coincidencia.

HOMBRE 2: ¿Por qué?

HOMBRE 1: Yo llevo tatuado un «9». Tú «4+5=10». Me ha parecido curiosa esta coincidencia.

Pausa.

HOMBRE 2: He salido hace pocos días de la cárcel.

HOMBRE 1: (…)

Pausa larga.

HOMBRE 2: ¿Te has asustado?

HOMBRE 1: No, ¿por qué? ¿Debería asustarme?

HOMBRE 2: Acabo de decir que hoy he salido de la cárcel.

HOMBRE 1: Ya…

HOMBRE 2: Y te has callado.

HOMBRE 1: No sé qué decir.

HOMBRE 2: Pensé que te habías asustado.

HOMBRE 1: No.

HOMBRE 2: Ya…

HOMBRE 1: Qué tiene que ver…

HOMBRE 2: ¿Qué?

HOMBRE 1: Estábamos hablando de nuestros tatuajes…

HOMBRE 2: Ah…

HOMBRE 1: Y me sueltas que hoy acabas de salir de la cárcel.

HOMBRE 2: Dos condenas. Cuatro años la primera. Cinco la segunda. En total he pasado diez años en la cárcel.

HOMBRE 1: (…)

HOMBRE 2: ¿Tienes un cigarro?

HOMBRE 1: Sí.

El HOMBRE 1 saca un paquete de cigarros, le da uno. Los dos fuman.

HOMBRE 1: No salen las cuentas.

HOMBRE 2: El tatuaje me lo hice el mismo día que salí de la cárcel.

HOMBRE 1: ¿Por qué?

HOMBRE 2: Para acordarme que si pasas cuentas con la justicia, las cuentas no cuadran. Ni con uno mismo.

HOMBRE 1: Ya.

HOMBRE 2: ¿Y tú?

HOMBRE 1: ¿Qué?

HOMBRE 2: ¿Por qué te tatuaste el número «9»?

HOMBRE 1: Una arbitrariedad.

HOMBRE 2: ¿Qué tipo de arbitrariedad?

HOMBRE 1: Es un número que me gusta.

HOMBRE 2: ¿Por algún motivo en especial?

HOMBRE 1: Los nueve años que llevo con mi chica.

HOMBRE 2: ¿Por qué decidiste recordar el noveno año y no otro?

HOMBRE 1: Porque sí.

HOMBRE 2: Seguro que hay un motivo.

HOMBRE 1: Hay un motivo.

Pausa.

HOMBRE 2: ¿Me lo cuentas?

HOMBRE 1: (…)

HOMBRE 2: Te he enseñado mi tatuaje.

HOMBRE 1: Me hice el tatuaje el día que me dijo que estaba embarazada.

HOMBRE 2: Pero… ¿Por qué el número «9»?

HOMBRE 1: Me dijo que estaba embarazada el mismo día que se cumplían nueve años que nos conocíamos.

HOMBRE 2: Menuda coincidencia.

HOMBRE 1: ¿Crees en las coincidencias?

HOMBRE 2: (…)

HOMBRE 1: ¿Crees en ellas?

HOMBRE 2: No sé…

HOMBRE 1: Como nuestro tatuaje.

HOMBRE 2: Nuestro tatuaje no es una coincidencia. Precisamente es cualquier cosa menos una coincidencia.

Pausa larga.

HOMBRE 2: ¿Tu chica es con quien te estabas besando antes?

HOMBRE 1: Sí. Hace unos minutos nos besábamos. En la hierba. Se ha ido al trabajo. Hace un día hermoso. Nos hemos tirado en la hierba. Nos hemos besado. Ella ha salido a trabajar.

HOMBRE 2: Un día hermoso.

HOMBRE 1: Había un hombre que nos observaba mientras nos besábamos.

HOMBRE 2: Era yo.

HOMBRE 1: Lo sé.

HOMBRE 2: Por eso te has acercado.

HOMBRE 1: Sí. He visto que nos observabas mientras nos besábamos. He visto tu tatuaje cuando se ha movido la manga de la camiseta. He visto que tu tatuaje era una suma que tendría que dar el número que yo llevo tatuado. Cuando ella se ha marchado he visto que te has sentado en el banco. Por eso me he acercado. Por eso he empezado a hablar contigo.

HOMBRE 2: Preguntas con respuestas diferentes a las que querías hallar.

Pausa larga.

HOMBRE 1: Hace un día hermoso.

HOMBRE 2: Hace un día hermoso, sí

Pausa.

HOMBRE 2: ¿Eres feliz?

HOMBRE 1: (…)

HOMBRE 2: Con ella…

HOMBRE 1: Sí…

HOMBRE 2: Y ella…

HOMBRE 1: ¿Qué?

HOMBRE 2: ¿Es feliz contigo?

HOMBRE 1: Parece la misma pregunta.

HOMBRE 2: Pero no lo es.

HOMBRE 1: El orden de los factores/

HOMBRE 2: No altera el resultado.

HOMBRE 1: A veces sí…

HOMBRE 2: ¿Es feliz contigo?

HOMBRE 1: No te puedo responder con la seguridad que si yo soy feliz con ella, pero creo que sí. Creo que es feliz.

HOMBRE 2: Me alegro. Enhorabuena.

HOMBRE 1: Gracias.

Pausa.

HOMBRE 2: ¿Te ha molestado que os observara?

HOMBRE 1: ¿La verdad?

HOMBRE 2: Por favor…

HOMBRE 1: No.

HOMBRE 2: Me sabría mal haberos molestado.

HOMBRE 1: No te preocupes, no me has molestado.

HOMBRE 2: Me caes bien.

HOMBRE 1: A mí también.

HOMBRE 2: Me sabría mal haberos molestado. Era un beso largo. Hermoso.

HOMBRE 1: Era un beso antes de irse a trabajar. No muy largo.

HOMBRE 2: Ya… Desde fuera parecía largo.

HOMBRE 1: Un beso antes de irse a trabajar. Con el tiempo justo.

HOMBRE 2: Claro.

HOMBRE 1: ¿Te gusta observar las parejas cuando se están besando?

HOMBRE 2: En estos diez años he observado pocas parejas besándose.

HOMBRE 1: Claro.

HOMBRE 2: Desde que salí…

HOMBRE 1: ¿Qué?

HOMBRE 2: Me quedo embobado.

HOMBRE 1: Embobado, ¿con qué?

HOMBRE 2: Viendo la gente que se besa.

HOMBRE 1: ¿Hay mucha gente besándose?

HOMBRE 2: Creo que más que hace diez años.

HOMBRE 1: ¿De todas las edades?

HOMBRE 2: De todas las edades, pero sobre todo jóvenes.

HOMBRE 1: Es la edad…

HOMBRE 2: Claro…

HOMBRE 1: Ya…

HOMBRE 2: Ayer por la noche subí a Villacariño.

HOMBRE 1: ¿Villacariño?

HOMBRE 2: La montañita… ¿No sabías que la llaman Villacariño?

HOMBRE 1: No, ¿por qué?

HOMBRE 2: De noche, la gente que no tiene sitio, va allí a amarse.

HOMBRE 1: Claro…

HOMBRE 2: Había tal cantidad de coches… Nunca pensé que esta ciudad tuviera tantos coches.

HOMBRE 1: Hay mucho tránsito.

HOMBRE 2: Nada comparado con la cantidad de coches en Villacariño.

HOMBRE 1: ¿Subiste a observar?

HOMBRE 2: Sí… cómo la gente se ama.

HOMBRE 1: Y dices que había muchos coches…

HOMBRE 2: Antes de entrar en la cárcel… yo tenía una chica…

HOMBRE 1: ¿Qué pasó con ella?

HOMBRE 2: Dijo que me esperaría.

HOMBRE 1: ¿La has visto en estos diez años?

HOMBRE 2: Ni una sola vez.

HOMBRE 1: Vaya…

HOMBRE 2: He recorrido toda la ciudad para intentar encontrarla…

HOMBRE 1: También en Villacariño…

HOMBRE 2: También en Villacariño… pero no.

HOMBRE 1: Lo siento…

HOMBRE 2: Hoy la encontré.

HOMBRE 1: ¡Ah! ¡Qué bien!

HOMBRE 2: Se besaba con otro hombre.

HOMBRE 1: Vaya…

HOMBRE 2: Alguien que le salen las cuentas…

HOMBRE 1: Ya…

HOMBRE 2: Parece que lo conoció hace nueve años. Y han sido padres.

HOMBRE 1: (…)

HOMBRE 2: Parecía feliz.

HOMBRE 1: Creo que es feliz.

HOMBRE 2: Me caes bien.

HOMBRE 1: A mí también.

HOMBRE 2: ¿Te puedo pedir un favor?

HOMBRE 1: Por favor…

HOMBRE 2: No le digas que me has conocido.

HOMBRE 1: No lo haré.

HOMBRE 2: Ni qué salí hace pocos días.

HOMBRE 1: No lo haré.

HOMBRE 2: Ni que la he estado buscando por los parques, por Villacariño…

HOMBRE 1: Puedes confiar en mí.

HOMBRE 2: A veces me quedo embobado viendo la gente que se besa. Sobre todo los jóvenes. Hay besos que sólo puedes darlos cuando eres un adolescente. Esos besos ya no se vuelven a repetir nunca más. Vuestro beso era como el de una pareja de adolescentes. Ya no sois adolescentes. Me alegro que sea feliz.

 

6. EL AMANTE LIBERAL

La MUJER irrumpe en la escena cinco y la detiene.

MUJER: Está bien. Dejémoslo aquí. Dejadlo aquí.

Los dos hombres la miran confundidos.

HOMBRE 1: ¿Con quién hablas?

MUJER: Con vosotros.

HOMBRE 2: ¿Con nosotros?

MUJER: Sí, claro. ¿Con quién va a ser?

HOMBRE 1: Nosotros no existimos.

HOMBRE 2: Aún no existimos.

MUJER: Ya… Hace un instante existíais. Hace un instante/

HOMBRE 1: Pero has roto ese instante y ya no somos nada.

HOMBRE 2: Ya volvemos a ser sólo unos cuerpos. La idea de unos cuerpos…

MUJER: Ya…

Pausa.

HOMBRE 1: Creo que llevas demasiados días encerrada.

HOMBRE 2: Cautiva.

MUJER: Pero al final lo he encontrado. Creo que lo he encontrado.

HOMBRE 1: ¿Qué harás?

MUJER: De momento sacad esto. Quiero el espacio vacío. Absolutamente vacío. Sólo… allí al fondo… ese perchero con todo el vestuario. Un taburete. Y los pocos objetos que harán falta. (Pausa.) –Pero un espacio vacío. Ningún tipo de escenografía construida. Todo lo más sobrio y minimalista posible.

El HOMBRE 1 y el HOMBRE 2, bajo la atenta mirada de la MUJER, ordenan el espacio tal y como ella se lo ha pedido.

MUJER: Así. Así está bien.

HOMBRE 1: ¿Qué has pensado para nosotros?

HOMBRE 2: Estamos ansiosos.

HOMBRE 1: ¿Quién seremos?

HOMBRE 2: ¿Cómo seremos?

HOMBRE 1: ¿Cómo nos llamaremos?

Pausa larga.

MUJER: Tendréis que esperar.

HOMBRE 1: ¿Aún más?

HOMBRE 2: Ya desearíamos tenerlo.

MUJER: Lo sé pero… Pronto. Muy pronto. De momento es como si hubiera visto las cinco escenas en mi cabeza. Igual serán seis. De momento tengo cinco. No sé… quizás una sexta. Para cerrar…

HOMBRE 1: ¡Qué nervios!

HOMBRE 2: Cuéntanos algo…

HOMBRE 1: Nunca te han gustado los encargos.

HOMBRE 2: Te gusta ir por tu cuenta.

MUJER: Sí…

HOMBRE 1: Escribir lo que te apetezca.

HOMBRE 2: Pensaba que no lo harías… que te sentirías encarcelado en un encargo. Que sólo te gusta hacer tu teatro.

MUJER: «Si como carecéis de sentido, le tuvierais ahora, en esta soledad donde estamos, pudiéramos lamentar juntas nuestras desgracias, y quizá el haber hallado compañía en ellas aliviara nuestro tormento».

Los dos hombres se ríen.

MUJER: ¿Qué os hace gracia?

HOMBRE 1: Tus palabras.

HOMBRE 2: Parece que no te pertenezcan.

MUJER: Las palabras no nos pertenecen pero sí los actos que de ellas se desprenden. Las palabras, en el fondo, siempre son prestadas.

HOMBRE 1: ¿Ese es tu cautiverio?

MUJER: Efectivamente, ese es mi cautiverio que ya no es cautiverio «porque los generosos ánimos, como el tuyo, no suelen rendirse a las comunes desdichas tanto que den muestras de extraordinarios sentimientos; y háceme creer esto el saber yo que no eres tan pobre que te falte para dar cuanto pidieren por tu rescate, ni estás en las torres del mar Negro, como cautivo de consideración, que tarde o nunca alcanza la deseada libertad. Así que, no habiéndote quitado la mala suerte las esperanzas de verte libre, y, con todo esto, verte rendido a dar miserables muestras de tu desventura, no es mucho que imagine que tu pena procede de otra causa que de la libertad que perdiste; la cual causa te suplico me digas, ofreciéndote cuanto puedo y valgo; quizá para que yo te sirva ha traído la fortuna este rodeo de haberme hecho vestir deste hábito que aborrezco».

Pausa larga.

HOMBRE 1: (Riéndose.) –Pero… ¿Quién habla así?

MUJER: El amante liberal. Miguel de Cervantes. La novela ejemplar, objeto de mi encargo.

HOMBRE 2: ¿Y hablaremos así?

HOMBRE 1: ¿De qué trata?

MUJER: Ricardo está enamorado de Leonisa pero ella está enamorada de Cornelio. Los turcos secuestran a Ricardo y a Leonisa. En su cautiverio, Ricardo se lamenta de que no es correspondido y por la suerte de su amada… Aventuras, desventuras… enredos… Ricardo acaba liberando a Leonisa pero entiende que el amor verdadero pasa por dejar ser libre al otro… y ella, delante de la generosidad de él, se da cuenta de que/

HOMBRE 1: Pero… Un momento, un momento…

MUJER: ¿Qué?

HOMBRE 2: Somos dos hombres…

MUJER: ¿Y qué?

HOMBRE 1: Yo me veo como Ricardo. Me pido el personaje de Ricardo.

HOMBRE 2: Pues yo no me veo de Leonisa.

MUJER: Un cautiverio para ser libre. Un pretexto. Escenas independientes. Siempre de dos personajes.

HOMBRE 1: Y de nuestra boca, ¿las palabras sonarán tan raras?

MUJER: Para nada.

HOMBRE 1: ¿Llevaremos armaduras?

HOMBRE 2: Escenografía de castillos.

HOMBRE 1: ¡Y batallas!

MUJER: Espacio vacío. Ningún tipo de escenografía construida. Todo lo más sobrio y minimalista posible. El único artificio, el de vuestro oficio.

HOMBRE 1: No entiendo…

MUJER: Escenas independientes. En cada una de ellas un cautiverio y un anhelo. Libres cautiverios. Un oxímoron.

HOMBRE 1: (…)

MUJER: Serán cautiverios, como el de Ricardo y Leonisa. Pero libres. Diferentes al suyo. Cautiverios sin muros. Sin guardianes. Sin escenografía. Cautiverios del sexo y el deseo; cautiverios de la memoria; cautiverios de la palabras; de lo material y lo intangible… Cautiverios de nuestros días. Como esas dos parejas que leía hace pocos días en la prensa… Dos parejas italianas que habían hecho un proceso de reproducción asistida. Intentaron fecundar dos óvulos. Lo consiguieron en uno pero por error lo gestó la portadora equivocada… Cautivos por el anhelo de ser padres…

HOMBRE 2: No entiendo nada…

HOMBRE 1: Pero… ¿Quién será Ricardo y quién Leonisa?

MUJER: Todos y ninguno.

HOMBRE 2: Cuanto más hablas, menos te entiendo y, en cambio, pareces tenerlo tan claro.

HOMBRE 1: ¡Ilústranos!

HOMBRE 2: Por favor… Aún no somos nadie y, sin embargo, deseamos con todas nuestras fuerzas ser alguien.

Pausa.

MUJER: Por ejemplo… Tú… (Al HOMBRE 2.) –Arrodíllate.

HOMBRE 2: ¿Aquí?

MUJER: Sí, aquí. Junta las manos y ponlas un poco más arriba de la altura de tu cabeza. Como si estuvieras esposado. Desnudo. Sólo con un jockstrap y unas zapatillas de deporte.

HOMBRE 2: ¿Me desnudo?

MUJER: De momento, no. De momento, tan sólo es una convención. Estás arrodillado con las manos esposadas y los ojos vendados. De un rincón entra una mujer… Es tu madre…

HOMBRE 2: Tenemos la misma edad…

MUJER: Es una convención. Quizás por el vestuario… una peluca. Algo sutil. Un poco de composición con el cuerpo y el gesto.

HOMBRE 1: Soy un hombre…

MUJER: Ya veremos… Pues… Lo que decía… Estás arrodillado con las manos esposadas y los ojos vendados. De un rincón, entras tú. Eres su madre…

HOMBRE 1: ¿Te la tragaste?

MUJER: Pausa. Una pausa larga.

HOMBRE 1: ¿Te la tragaste?

MUJER: Pausa. Otra pausa larga. Quizás un poco más larga que la anterior…

HOMBRE 2: Esta voz…

HOMBRE 1: Soy yo.

HOMBRE 2: ¿Una rata?

HOMBRE 1: Una rata…

HOMBRE 2: ¿Eres una rata?

HOMBRE 1: ¿Cómo puedes preguntarme si soy una rata?

MUJER: Un poco más de ternura… Inténtalo de nuevo…

HOMBRE 1: ¿Cómo puedes preguntarme si soy una rata?

HOMBRE 2: Me lo pareces…

MUJER: Pausa… Ahora…

HOMBRE 2: ¿Qué tipo de lugar es éste?

HOMBRE 1: Donde paso todas las noches.

HOMBRE 2: ¿Todas?

HOMBRE 1: De martes a domingo.

HOMBRE 2: Y el lunes…

HOMBRE 1: Está cerrado.

HOMBRE 2: Ya es lunes. Hoy es lunes.

HOMBRE 1: ¿Sí?

HOMBRE 2: Sí… Es lunes. No deberías estar aquí. (Pausa.) – ¿Qué tipo de lugar es éste?

MUJER: (Al HOMBRE 1.) –Después de una ligera pausa, te reirás.

HOMBRE 1: (Se ríe.) –Eres la rata que me he cruzado antes.

HOMBRE 2: ¿Qué te has tomado?

MUJER: No lo regañes… Un poco más maternal.

HOMBRE 2: ¿Qué te has tomado?

HOMBRE 1: Nada…

HOMBRE 2: Tienes voz/

HOMBRE 1: Estoy agotado…

HOMBRE 2: Esa risa…

HOMBRE 1: ¿Qué risa?

HOMBRE 2: Tu risa…

HOMBRE 1: ¿Me he reído?

HOMBRE 2: Sí.

HOMBRE 1: A veces la risa se confunde con el llanto o el grito.

MUJER: Después de esta frase… otra pausa.

HOMBRE 2: ¿Por qué tendrías que llorar?

MUJER: (Al HOMBRE 1.) –Haces un gesto. Un pequeño movimiento. Una respuesta sin articular palabra.

HOMBRE 2: O gritar…

MUJER: (Al HOMBRE 1.) –Otra vez… Un gesto. Un pequeño movimiento. Una respuesta sin articular palabra.

HOMBRE 2: ¿Qué te has tomado?

Pausa.

MUJER: Eso es… Ya lo iremos encontrando…

HOMBRE 1: Por tanto… no habrá ni Ricardo, ni Leonisa…

HOMBRE 2: Ni será la Novela ejemplar que nos estabas contando…

MUJER: Serán otros cautiverios… Libres cautiverios.

HOMBRE 1: No habrá caballeros… ni guardianes…

MUJER: Guardianes… Quizás nos iría bien que fuera un juego para tres actores. Para dos hombres y una mujer. Uno de los actores siempre hará de guardián. Custodiará la escena. La observará sin participar pero… en un punto preciso del desarrollo de la escena, se empezará a preparar para la siguiente que no tendrá nada que ver con la anterior, la que hemos visto. Y sin un corte de luz a oscuro… pasaremos de una escena breve a otra. Y todas serán como pequeñas obras. Como una novela ejemplar… (Pausa.) –Sí… Sí… (Pausa.) –Nos irá bien el juego que nos puede dar tener a actores. Dos hombres y una mujer. Dos en acción y uno en reserva. Y luego relevo…

Pausa larga.

HOMBRE 1: Por tanto… no habrá ni Ricardo, ni Leonisa…

HOMBRE 2: Ni será la Novela ejemplar que nos estabas contando…

MUJER: Serán otros cautiverios… Libres cautiverios. Los libres cautiverios de Ricardo y Leonisa.

Oscuro.

 

 

Leer la obra original de Miguel de Cervantes:

El amante liberal