Yoska Lázaro
España
Nace en Madrid en 1979 y vive en Buenos Aires desde 2003. Fundador y director de la compañía Teatro A Tres Velas, desde 2007. Es director teatral, dramaturgo, actor y docente. Además es investigador y docente de la Técnica Meisner de actuación. Dirige, desde 2010, La Pieza Meisner (Estudio de Artes Dramáticas). Egresó de la Escuela Metropolitana de Arte Dramático (EMAD) como director teatral y obtuvo la beca Familia Podestá. Se formó con Raúl Serrano, Ricardo Bartís, Mark Phoenix, Andrés Bazzalo, Roberto Castro, Luis Cano, John Strasberg, Claudio Tolcachir y en el Laboratorio de Teatro William Layton de Madrid. Estudió Dramaturgia con Mauricio Kartun. Dirigió Vago (Seleccionada para el X FIBA), Res (Teatro Nacional Cervantes), Los errores de Noé y Grito sobre una pieza menor, todas de Yoska Lázaro. Además dirigió Materia Oscura (Teatro x la identidad 2015) de Bettina Villar, Germán Beloso y Máximo D´Elía Layton, Llueve en Barcelona de Pau Miró, El ingenio de los Orvantes de Guillermo Montilla Santillán y Filigranas sobre la piel de Ariel Barchilón, entre otras. Y asistió la dirección de Guillermo Arengo y Blas Arrese Igor en Triste Golondrina Macho de Manuel Puig en el Teatro Regio. Escribió además, Una pieza menor, Cercanías 7:37, Los últimos días de Don Juan. En 2015 publicó el primer libro sobre su dramaturgia La Escena de los Nadies, que contiene Vago, Los errores de Noe y Una pieza menor.
El universo en torno a la obra
El Proceso de la dramaturgia y la escena
La propuesta de adaptar una novela ejemplar de Cervantes era muy interesante. Lo que mas me interesaba era ver qué podría hacer con una novela de Cervantes. Elegí Las Dos Doncellas y la adaptación terminó llamándose RES o la mirada corrida.
El proceso fue arduo porque tardó en aparecer la forma en la que la novela tomara forma teatral. Al principio la obra se me hacía hermética. ¿Qué puedo contar yo con una novela donde lo importante es la honra, valor con cierto olor a naftalina? ¿Qué es la honra hoy? La «Honra» se me confundía y se fundía con «Dignidad». ¿Quién pierde la dignidad? Además, la protagonista elegía vestirse de hombre para buscar a quien le había «deshorado». ¡Qué raro! Y pensando en la pérdida de la dignidad en pleno siglo XXI, apareció la trata de personas como situación vejatoria, violenta y cruel de la que no se puede volver. Una honra, una dignidad, que cuesta mucho reparar para las victimas, muchas veces estigmatizadas por quienes las rodean. Las Dos Doncellas en mi imaginario develaba una historia encubierta de trata. La historia asemejaba prácticas propias de un secuestro con fin de trata de personas: mujeres jóvenes engañadas por un amor o una promesa laboral que la saca de su hogar; en el caso del rapto, mujeres a las que se le corta el pelo para no ser reconocidas cuando las buscan y si alguien se las cruzara; Múltiples colaboradores encargados de una pequeña parte de la trama total de la trata, etcétera. Cuando pude contrastar esta terrible práctica, encontré el camino que debía tener mi adaptación. Y aún más cuando investigué el procedimiento que el ganado vacuno recibe desde el pastoreo al consumo en el hogar. Mujeres tratadas como ganado para ser consumidas. Una analogía horrible. Había encontrado lo que quería contar con Las Dos doncellas: podía evidenciar con la novela de Cervantes, los procesos de cosificación y manejo delictivo de la trata de personas en el cuerpo de dos víctimas. Por ello se llamó RES o la mirada corrida.
Una vez que el lineamiento era claro (no fue fácil llegar a discernir el camino de la adaptación de la novela a nuestro tiempo), la dificultad fue lo duro que supone la investigación e indagación en uno de los problemas mundiales que más dinero deja y que es de difícil resolución. Leer libros como Se trata de nosotras, Ninguna mujer nace para puta, Beya… y documentales o películas fue una tarea que se volvía dolorosa y que en mas de una ocasión nos atravesaba una angustia difícil de manejar. Pero estábamos contentos de poder contar y denunciar gracias a Cervantes, este tema.
Encontramos el camino. El trabajo con el grupo Teatro A Tres Velas, que dirijo hace ocho años, facilitaba la investigación escénica. Pudimos encontrar escénicamente, con los videos y el presentador que usamos, la analogía entre el ganado y las personas en situación de trata.
Y en el hacer fue apareciendo, fuimos puliendo la forma.
Lo que pudimos llevar a escena en el Teatro Nacional Cervantes fue de un enorme placer y de una excelente recepción. Fue una obra que gustó mucho y que hizo pensar muy mucho en lo que hacemos y lo que no hacemos, por ello La mirada corrida.
Como dramaturgo y director pude hacer propio un relato que al principio, Las Dos Doncellas me parecía lejano de traer a la actualidad. Es un placer formar parte de los Teatros Ejemplares.
Esta práctica delictiva encuentra otra analogía.
Res
basada en: Las dos doncellas